10 de agosto de 2018

Espacios de silencio

Oratorios

La Abadía de San José, como buena casa de espiritulidad y de silencio, ofrece a sus usuarios diferentes espacios, debidamente acondicionados, para que puedan orar, encontrarse consigo mismos y ponerse en manos de Dios.

De esta forma, toda la casa está salpicada de pequeños oratorios y capillas que harán la delicia de aquellas personas más contemplativas y que buscan un momento de silencio y reflexión.

Claustro interior

Apenas cruzamos el sencillo hall de entrada nos hallamos frente al patio central de la Abadía. Es un claustro porticado. Es un bello recinto adecuado al gusto levantino, amplio y luminoso. Sobre las arcadas realizadas en ladrillo cara vista, se levanta el primer piso todo él dotado de amplios ventanales triforios, que en el segundo piso rematan en delicados ajimeces, a los que prestan elegancia los graciosos parteluces que les divide. El claustro, coronado de una elegante balaustrada, es el clásico claustro levantino español.

Ocupa el centro del claustro una escultura de Luis Amigó en actitud de bendecir. Está rodeada de un cuidado césped enmarcado por cuatro cicas. Las parábolas de la misericordia, que centran la misión de sus hijos espirituales, adornan el sobrio pedestal. El patio está alicatado en cerámica de Onda. Es un patio sobrio, sencillo, pero sumamente acogedor. Constituye el corazón de la Abadía de San José.

Iglesia neogotica

Abandonamos el claustro interior por una puerta lateral y accedemos a la iglesia de la Abadía de San José. El templo, de estilo neogótico, de tres naves desiguales, amplio y espacioso, está bien cuidado y perfectamente iluminado.

La nave central, y en su pared izquierda, sobre arcos rebajados, muestra siete ajimeces de ensueño, que agrupan los siete dolores de la Virgen, madre y patrona de la Congregación. Vienen recogidos en ajimeces de arcos trebolados y rematados por el ojival del gótico. Los siete dolores son copias de los que Janssens pintara para la catedral de Amberes y realizados la mayoría de ellos, por Don José Corell, pues algunas tablas se salvaron de la destrucción de la guerra civil. Remata el arco gótico una vidriera policroma que le proporciona mayor prestancia. En la pared de la derecha, en cambio, se recogen los siete dolores y gozos del Patriarca San José, obra así mismo, en su totalidad, del artista godellense citado.

En las naves laterales, de menor alzada que la central, nueve altares góticos recogen las devociones más significativas de los religiosos amigonianos. Son el altar del Sagrado Corazón y el altar de la Virgen de los Dolores que ocupa el testero de la nave lateral derecha. En esta misma nave se encuentran los de la Virgen del Pilar, San Antonio de Padua, y el Sagrado Corazón. En la nave lateral izquierda, se pude contemplar en su testero el columbario – inaugurado en el 2018 – para acoger las cenizas de los religiosos amigonianos. Se encuentran también en esta nave los altares de la Virgen de los Desamparados, San Francisco de Asís, la Inmaculada,  el Crucificado (antiguo altar de las animas del Purgatorio) y, finalmente, el de los mártires de la familia amigoniana, de reciente creación. Hay que decir que de los 23 mártires amigonianos, todos ellos realizados en altorrelieves y en madera de abedul, seis de los representados formaban parte de la fraternidad de la Abadía de San José en el momento del martirio.

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